Muchos países en este mundo tienen fronteras que no pueden ser cruzadas, pero el Evangelio de Cristo no conoce fronteras y estas nunca han detenido su llegada y su impacto.
La mayoría de los mapas del mundo están cubiertos de líneas y colores que definen las fronteras de los países y el número de naciones ha aumentado en el último siglo y aunque nuestros mapas y nuestro mundo están llenos de líneas, el mapa del Reino de Cristo, no tiene líneas, porque el poder y el progreso del Evangelio puede cruzar todo tipo de barreras geográficas, étnicas, políticas y religiosas, va en avance y falta mucho por hacer1.
El Evangelio no puede ser detenido porque no es una obra hecha por el hombre, es la obra hecha por Cristo y Él edifica su Iglesia en todos los lugares y llega hasta los confines del mundo. Ningún país está cerrado para Cristo, pueden estar cerrados para individuos, pero para Jesús nunca y es donde llegamos al punto de reflexión que se necesitan más misioneros para que el Evangelio impacte.
El evangelio de Jesucristo no conoce fronteras porque no puede ser confinado, está fundamentado en el gobierno soberano de nuestro Señor, ya que: “Toda la potestad [le] es dada en el cielo y en la tierra” Mateo 28:18.
Sobre la base de esta verdad poderosa, llama y envía a sus misioneros para que vayan y crucen culturas y continentes hasta los confines de la tierra con su poderoso e imparable Evangelio. Sin embargo, aunque el Evangelio es imparable, sus misioneros no los son. Encontraremos dificultades y puertas cerradas. Nuestro Rey es el rey de los lugares difíciles e imposibles y su obra redentora no puede ser estorbada por las fronteras, los ladrillos o las cercas alambradas. Sus misioneros avanzan con una vida de ministerio fiel o del testimonio de una muerte prematura, pero el Evangelio avanzará en los lugares difíciles, imposibles, no alcanzados.
Actualmente, sigue habiendo muchos países y gobiernos cuyas fronteras no pueden ser cruzadas, pero ningún muro levantado por la mano del hombre es rival para el Rey. Sus misioneros, rescatados de entre todas las naciones, siguen alcanzando las naciones con su poderoso e imparable Evangelio.
Únene y hagamos esta obra juntos, puedes orar, ir y enviar a los pueblos no alcanzados.
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