Ronald L. Koteskey
GO International
Lo que los obreros transculturales deben saber sobre mantener la pureza sexual
Mientras miras la televisión, te has dado cuenta que captas algo a través de tus ojos u oídos, y tus pensamientos se vuelven más sexuales. También te has dado cuenta de lo atractiva que es esa otra persona en la oficina, y has comenzado a imaginar…
Estas cosas te toman por sorpresa porque se supone que los obreros transculturales como tú están profundamente comprometidos con Cristo, ¿no es cierto? Te encuentras al frente de la línea de la batalla espiritual, dando a conocer a Cristo a personas que nunca han escuchado de él. Los obreros transculturales ciertamente no cometerían pecado sexual, ¿o sí?
Por supuesto que sí. Durante siglos, el personal militar que ha participado en cualquier tipo de conflictos ha sido notorio por su inmoralidad sexual. Al verse envueltos en batallas físicas/ideológicas en culturas extrañas, lejos de la familia, los amigos, la comunidad y la iglesia, terminan cayendo en abusos sexuales. ¿Por qué esperarías menos tentaciones hacia tu persona, cuando eres parte de batallas espirituales contra las fuerzas del mal? Te sientes solo. No tienes contención ni apoyo emocional, tus necesidades emocionales están insatisfechas, y vives en una cultura extraña donde hay mayor libertad sexual que en tu cultura de origen, ¿por qué Satanás no se aprovecharía de ti también?
En estos casos, la mayoría de los obreros transculturales puede citar 1 Corintios 10:13 (NVI), “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir”. Este “sufrido” expresa la idea de estar “atrapado”, y es la palabra más adecuada porque la tentación sexual puede llegar a ser tan fuerte que una persona podría estar dispuesta a renunciar a todo por ella: su relación con Dios, su cónyuge y familia; su reputación, ministerio, todo. Antes de que recites el versículo anterior y pienses que estarás completamente a salvo con él, te invito a leer el versículo anterior: “Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos. Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer” (1 Corintios 10: 11-12).
Lo mismo de siempre. Lo Mismo. ¡Algo Nuevo!
La Biblia especifica tres fuentes de tentación que están entrelazadas, y son comúnmente llamadas “el mundo, la carne y el diablo”. Dos de ellas permanecen relativamente intactas desde que Pablo escribió la carta a los Efesios, pero una sí ha cambiado dramáticamente durante el último siglo:
• El diablo, “… príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2 RV 1960). Tal como lo ha hecho durante miles de años, en algunas ocasiones el diablo anda como un león rugiente buscando a quien devorar, pero más a menudo, y en relación con la tentación sexual, él se pasea sigilosamente, casi inadvertido, y va sembrando pequeñas semillas que luego se convertirán en comportamientos pecaminosos.
• La carne, “… vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,” (Efesios 2:3 RV1960). Los obreros transculturales son tentados simplemente porque son humanos. Como dice Santiago: “cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen” (1:14 NVI). La naturaleza humana no ha cambiado a lo largo de los años, por lo que las personas actualmente se sienten tentadas tal como lo eran cuando Santiago escribió estas palabras hace 2000 años.
• El mundo “… siguiendo la corriente de este mundo” (Efesios 2:2 RV1960). El escritor a los Romanos (12:2 NVI) advirtió “no se amolden al mundo actual”. Los caminos y patrones de este mundo no han cambiado, en relación con la tentación sexual, desde la época de Pablo. Sin embargo, estas tentaciones sexuales llegan literalmente a través del aire y las paredes cuando el “príncipe de la potestad del aire” las envía a los hogares de los obreros transculturales a través de la radio, la televisión por satélite, el correo electrónico y las conexiones a Internet.
El diablo y la carne no han cambiado, relativamente, pero la tecnología actual que domina este mundo es nueva. Incluso después de la invención de la imprenta, los obreros transculturales eran bastante eficaces en sus esfuerzos por mantener cualquier material obsceno, pornográfico o sugestivo fuera de sus hogares. Sin embargo, hoy en día, a la mayoría de los obreros se les exige tener correo electrónico, o al menos alguna conexión a Internet. Dado que aproximadamente el 40% de todos los correos electrónicos son spam y aproximadamente el 30% de todos los correos spam son pornográficos, aproximadamente uno de cada ocho correos electrónicos es pornográfico, y algunos de ellos lograrán entrar a nuestra bandeja de mensajes a pesar de tener instalados los mejores filtros. Los filtros bloquean muchos sitios pornográficos en Internet, pero aun así algunos logran entrar, y en cualquier momento pueden aparecer esas ventanas emergentes (pop-ups) en tu pantalla.
¿Qué pueden hacer los obreros transculturales para mantener su pureza sexual en este nuevo mundo de hoy? Como suele ser el caso, la respuesta a resistir la tentación se encuentra en lo que llamamos el Gran Mandamiento, el cual se originó cuando la Ley fue dada a Moisés, y que además fue citada por el mismo Jesús.
Amar a Dios
Lo primero y más importante que los obreros transculturales pueden hacer para mantener la pureza sexual es amar a Dios con todo su ser: corazón, alma, fuerza y mente (Lucas 10, Deuteronomio 6). Tu relación con Dios debe ser tu máxima prioridad.
• Lleva una vida devocional diaria y constante para alimentar tu relación con Dios, que incluya al menos leer las Escrituras, meditar y orar. (¡El estudio de la Biblia para preparar sermones, para escribir artículos, para preparar enseñanzas, etc., NO CUENTA!)
• Haz un compromiso específico con Dios de vivir una vida santa y libre de pecado sexual. Escribe este compromiso en una hoja y colócalo en un lugar donde puedas verlo a diario (escritorio, espejo, etc.)
• Estudia, medita, memoriza y aplica las Escrituras que hablan sobre este tema. Ten en cuenta que los pasajes principales donde la Biblia habla acerca de “ser santos” se encuentran en el contexto del pecado sexual (Levítico 18-20, 1 Corintios 5-7). Revisa estos pasajes periódicamente.
Amar a los demás
La segunda cosa más importante que pueden hacer los obreros transculturales para mantener su pureza sexual es amar a los demás (Lucas 10, Levítico 19). Su relación de amor con los demás también debe tener una alta prioridad. El cómo mantener la pureza sexual debería incluir lo siguiente.
• Aprender las señales que indican pureza sexual y disponibilidad sexual en la cultura anfitriona. Estas incluyen cosas como la vestimenta, el contacto visual, la postura, los gestos, etc.
• Tener en cuenta que incluso dentro de una misma cultura, la opinión de las personas varía ampliamente en cuanto al sentido del tacto. Algo que una persona considere que solo indica amistad puede ser interpretado como sexual por otra persona. El toque no es inapropiado, pero hay que tener en cuenta que lo que uno entiende como un “toque bueno” puede ser interpretado por otro como un “toque malo” o un “toque erótico”.
• Mantenerse especialmente alerta al encontrarse en situaciones de “alto riesgo”, como estar solo con otra persona, pasar mucho tiempo trabajando con otra persona, etc.
• Reunirse semanalmente con un compañero (o grupo) al que rinda cuentas y pueda responder preguntas específicas sobre su pureza sexual.
• Para los casados, es necesario que establezcan su relación con su cónyuge como su principal prioridad (por encima de todas las demás personas). Apartar tiempo para estar juntos de manera regular es importante, así como lo es reservar tiempo para estar con Dios. Los cónyuges que no se comunican y no hablan regularmente sobre sus verdaderos sentimientos, se van distanciando cada vez más, independientemente de lo cerca que crean estar.
• Los casados deben hacer el mismo compromiso con su cónyuge (en relación a la pureza sexual) que han hecho con Dios.
• Los casados deben ser intencionales en satisfacer las necesidades emocionales, físicas y espirituales de su cónyuge.
Amarse a uno mismo
La tercera cosa más importante que pueden hacer los obreros transculturales para mantener su pureza sexual es amarse a sí mismos y cuidarse a sí mismos, tal como cuidan a los demás.
• Acepta tu propia vulnerabilidad. 1 Corintios 10:12 nos recuerda que si pensamos que estamos firmes, debemos tener cuidado o caeremos.
• Haz una lista (escríbelas) de las cosas sexuales que no harás, como las que aparecen en Levítico 18-20.
• Haz una lista de aquellas cosas sexuales que podrían ser permisibles pero no beneficiosas, cosas que podrían dominarte, como las que menciona 1 Corintios 6. Pueden ser cosas que no se mencionan específicamente en las Escrituras, como ciertas películas, canciones, programas de televisión, libros, sitios de Internet, etc. Aunque no son necesariamente pecaminosas, sí podrían llevarte a tener conductas pecaminosas.
• Concéntrate en “renovar tu mente” como lo describe Colosenses 3 y Efesios 4. Lleva cada uno de tus pensamientos cautivo y ríndelo en obediencia a Dios como se describe en 2 Corintios 10. Piensa en ese tipo de cosas que menciona Filipenses 4.
• Evita las zonas que te son peligrosas. Si sabes que eres tentado visualmente, no mires videos o programas de televisión que sabes que contendrán imágenes sexuales gráficas. Si sabes que eres tentado verbalmente, no visites salas de chat en Internet ni leas novelas románticas explícitas.
• Desarrolla un sistema de alerta temprana para aumentar tu conciencia cuando algún problema se avecine. Saber que le rendirás cuenta a un compañero probablemente te haga estar más consciente de las zonas de peligro. Si estás casado y sientes la más mínima atracción por alguien que no sea tu cónyuge, actúa de inmediato.
• Desarrolla un plan para combatir las tentaciones que llegarán a ti pese a tus intentos por evitarlas. Si tu mayor tentación son las imágenes visuales, entrena tus ojos para “rebotar” lejos de esas imágenes tan pronto como aparezcan. Si la tentación te llega a través del tacto, entrénate para retirarte del lugar tan pronto como cualquier toque se vuelva erótico.
José era un hombre guapo, soltero, joven y de hormonas enloquecidas (justo había salido de la pubertad) cuando fue llevado a vivir a otra cultura diferente a la suya. Cuando la esposa de su jefe le pidió que se acostara con ella, él se negó cortésmente y le dio buenas razones para negarse. Él rechazó las repetidas insistencias de la mujer. Pero en cierta ocasión, cuando el jefe se fue a trabajar, y José y la mujer se quedaron solos en la casa, ella lo agarró por el abrigo y le pidió que tuvieran sexo, pero él abandonó su abrigo y salió corriendo de la casa. Tú también puedes mantener tu pureza sexual, ¡pero es posible que tengas que huir de una persona o de tu computadora!
Ronald Koteskey es Consultor de Cuidado al Asociado de GO International
Visite el siguiente sitio web para acceder a otros folletos de esta serie:http://crossculturalworkers.com/